LA TRAVESÍA MÁGICA EN EL DESIERTO

ANA LINE GARCIA PEREZ

ANA LINE GARCIA PEREZ
LICENCIADA EN EDUCACION TELESECUNDARIA
DOMICILIO: COLONIA EL EDEN, PUENTE DE PALO, HUEYTAMALCO, TEZIUTLÁN, PUEBLA

(AUTOR: ANA LINE)

 

            Erase una vez en un pequeño y bello pueblito, vivía un jovencito de nombre Antonio, era el décimo segundo hijo de los 15 que tuvieron doña Felicia y don Margarito, personas trabajadoras y honestas que buscaban siempre el bienestar de sus hijos.

“Toñito”, como todos le solían decir, era un muchacho con muchas ambiciones, deseaba siempre tener el suficiente dinero y ser dueño de muchas tierras para así, de paso, ayudar a sus pobres padres y hermanos. Con sacrificio y esfuerzo, Toñito ingresó a la telesecundaria, sus padres no se daban a basto trabajando para dar estudio a todos sus hijos, hasta que un día a Toñito se le ocurrió la descabellada idea de migrar hacia los Estados Unidos pues estaba muy desilusionado de notar que en su patria, en su nación, solo encontraba sol y trabajo, esfuerzo y sacrificio, así que, sin más ni mas y sin considerar a sus padres buscó ayuda en don Federico, un señor dedicado a pasar gente para el país vecino; afligido por el dolor del  muchacho y por el ímpetu con el que le suplicaba le ayudara, decidió auxiliarlo sin pedirle nada a cambio aunque sí advirtiéndole de los peligros que correría. Todo estaba planeado y dentro de una semana todo acabaría, ya no sería recordado como Toñito el campesino, sino como Don Antonio González, el terrateniente.

            Pasaban los días y las horas, hasta que llegó el momento de partir, tomando solo lo indispensable y no olvidando llevar consigo suficiente agua para el camino. Fue así como en una noche fría y triste todos partieron en busca de su sueño, se internaron en el desierto y caminaron durante muchas horas, pasaron dos días y a Toñito se le veía cansado, fatigado, ya sin ganas de caminar, los pies le pesaban, la vista se le nublaba, el sol le quemaba, hasta que se derrumbó pudiendo observar, sin poder emitir una sola palabra, cómo todos se alejaban dejándolo tirado y abandonado; de pronto, cuando Toñito estaba a punto del desmayo, observó en aquel solitario y desértico lugar a una majestuosa águila que lo miraba con mucho interés, posada sobre un nopal y devorando a una serpiente, al observar esto, Toñito se sorprendió y se esforzó en ponerse de pie para confirmar lo que estaba mirando, pero… lo que le sorprendió aún más, fue cuando de ese elegante animal totalmente erguido y tomando con sus patas a su presa brotaron las siguientes palabras “Eres muy valiente toñito, pero… ¿por qué abandonas tu lugar de origen?”. Toñito sintió una escalofriante sensación, miró hacia a todos lados y ratificó nuevamente que estaba solo ante aquella imagen que tenía frente a él, “No te asustes (continuo hablando el águila), me conoces bien, sabes quién soy y sabes lo que represento, pero aún no me haz respondido, ¿Por qué abandonas tu nación?”, Toñito se puso de pie y empezó a reclamarle ¿no te das cuenta? ¡allá solo me espera hambre y desdicha, sufrimiento y pena!, el águila prestando atención a lo expuesto por el jovencillo y con mucha serenidad exclamó:

– Durante mucho tiempo he sido participe y testigo de muchas tragedias, he sido símbolo de lucha y valentía de ese país del que ahora tú reniegas, un México, que si bien tiene problemas pero también tiene virtudes, tuvo momentos gloriosos, he sido espectador de sangrientas batallas, de muertes, de victorias, de alegría, de esperanza, dime… ¿qué hay de tu familia?, ¿acaso crees que no se preocuparán y sufrirán por ti?.

– ¡Pues mejor aún!, contestó Toñito “ya no seré un estorbo y podrán dar a mis hermanos lo que a mí me correspondiera.

– Aun no me haz entendido (respondió el águila desconcertada), el México, ¡tu México! es un país libre e independiente, el cura don Miguel Hidalgo, José María Morelos y Pavón, Doña Josefa Ortiz de Domínguez, lucharon y murieron en ese país para que ahora tú y los tuyos gocen de libertad, aprende de ellos la solidaridad, el amor, el empeño, la fe, la esperanza, todo está en ti y en el trabajo de tus tierras que tanto pelearon y defendieron los zapatistas, villistas y maderistas en la Revolución Mexicana, para ser trabajadas y así tener un sustento para las familias, no esperes riquezas, comodidades, lujos, una vida sin problemas no es vida, aférrate a luchar por lo que quieres y notarás cómo cada logro será un aliciente para tu alma y serás feliz, pues todo lo que logres estará basado en el esfuerzo y será un buen ejemplo para tus descendientes, ¿crees que huir es la mejor solución a los problemas que tiene el país?, ¿que habría pasado si todos esos héroes que te acabo de mencionar hubiesen hecho lo que tú estas haciendo? ¡no huyas!, ¡no cometas ese error!, tu país  te necesita –en ese entonces el águila levantó la mirada al cielo y ante el sol y su bello y resplandeciente plumaje, emprendió el vuelo perdiéndose entre el horizonte; Toñito desconcertado y aún sin salir de su asombro notó que en el lugar donde había estado posado el águila, sobre su nopal emergía de entre el suelo un generoso oasis, presuroso y aún tambaleante, llenó sus cantimploras de agua y emprendió el viaje de regreso, caminó y caminó durante varios días, estaba totalmente desesperado pues no encontraba el regreso a casa, añoraba tanto estar con su familia, correr por el campo verde y florido, estar con sus amigos y lamentaba tanto no haber tomado en cuenta las clases de sus maestros cuando estudiaban sobre los temas de migración.

            Toñito creyó que esta vez si iba a morir, se arrodilló y perdió el conocimiento, parecía muerto, acabado y sobre él cayó la noche totalmente obscura y fría, a la mañana siguiente cuando el sol comenzaba a salir escuchó a lo lejos un canto mágico y celestial, ¡no lo podía creer! era su Himno Nacional: ¡Mexicanos al grito de Guerra! El acero aprestad y el bridón, y retiemble en sus centros la tierra, al sonoro o rugir del cañón; con mucho trabajo Toñito se puso de pie y continuó con aquella canción que conocía a la perfección y como por arte de magia observó nuevamente aquella águila que lo acompañó en su soledad y lo guió hacia donde se escuchaba el canto, entre más caminaba, escuchaba con más intensidad aquel sublime coro y sin creer de el lugar en donde ahora se encontraba, observó a lo lejos a un grupo de pequeños niños brindando homenaje a su emblema tricolor y con lágrimas en los ojos despidió a su amiga con una respetuosa reverencia, mientras esta se alejaba cada vez mas, Toñito continuó con aquel canto que lo había vuelto a la vida, pudo regresar al lado de sus seres amados y juró que a raíz de lo vivido en su travesía mágica en el desierto trabajaría y honraría a su patria y hogar por siempre y para siempre.

Fin                        

              Ana Line