LA LLEGADA DE MI BEBITA

ISABEL GONZALEZ HUERTA, ALUMNA DEL 2° SEMESTRE DE LA LICENCIATURA EN INTERVENCIÓN EDUCATIVA. UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA NACIONAL, SEDE REGIONAL: ZACAPOAXTLA PUE.

Durante el transcurso de mi vida he pasado momentos difíciles, me he enfrentado a muchos retos, pero ninguno fue tan complicado como ser madre. Desde el momento que supe que venías en camino me llené de alegría, conforme pasaron los días me emocionaba la idea de tenerte entre mis brazos, aún en mi vientre te cantaba, no sabes qué dicha fue oír los latidos de tu corazón y  sobre todo saber que eras una niña. Conforme trascurrieron los meses y se acercaba tu llegada preparamos una maleta en donde guardamos cosas que necesitarías como ropa, toalla, shampoo, pañales, esponja y demás artículos que ocuparías al nacer, sin embargo sacaba las cosas una y otra vez  asegurándome que nada faltara y todo estuviera listo para ti, además te buscaba un nombre, hice una larga lista, sin embargo, ninguno me convencía, sentía que ninguno era perfecto para ti. Mientras tanto papá te imaginaba una y otra vez, hablaba de ti en todo momento y lo único que pedía era que nacieras sana, aunque de no ser así de todas maneras te amaríamos muchísimo y protegeríamos en todo momento.

Un domingo 22 de diciembre por la noche, papá y yo veíamos una película cuando de repente tuve una sensación extraña en la cadera y comenzaron pequeños dolores en el vientre, a pesar de que no eran tan intensos, algo me dijo que ya venias en camino. Inmediatamente papá nos llevó al hospital y como sabíamos que no venías con la posición normal, tuvieron que internarnos durante una larga semana, en la que nos visitaron tus tías, tíos, primos y abuelos, te confieso que no me gustan los hospitales, sin embargo cada minuto ahí valió la pena. Toda la semana estuve con suero en la vena y dolores intensos en el vientre, papá tuvo que dormir todos esos días en el piso pero a pesar de ello estábamos muy felices, porque pronto te conoceríamos. Un jueves 26 de Diciembre del año 2013, fui programada para entrar a cirugía, minutos antes no paraba de temblar y en realidad no sabía si era de frío o nervios, hasta que por fin llegó la hora y a las 10:10 a. m. naciste, un doctor te acercó a mí para darte un beso y mi primera reacción fue llorar de emoción por conocerte, después los doctores y enfermeras siguieron con el procedimiento y me pasaron a la sala de recuperación, donde por fin te dejaron a mi lado. Me sentí indefensa porque no podía moverme, tú solo me tocabas con tus pequeñas manitas y comenzaste a llorar, hasta que una enfermera me ayudó para que te diera de comer. Nos pasaron al cuarto donde papá nos esperaba ansioso y cuando te vio, sus ojos se llenaron de alegría y una gran sonrisa iluminó su rostro.

Fue así como iniciamos este gran reto y lo llamo así porque es muy difícil saber qué es lo correcto, quisiera darte lo que nunca tuve, protegerte de todos los peligros para que nada te pase, evitar que derrames alguna lágrima, sin embargo sé que es necesario prohibirte algunas cosas y llamarte la atención, ya que de lo contrario serías una niña mal educada y posiblemente de adulta, no seas una buena ciudadana.

Regularmente pienso si todo lo que hago es lo indicado, pero al ver a todas esas niñas que crecen sin valores, sin ninguna llamada de atención y con el tiempo se van por el mal camino, creo que estoy haciendo lo correcto. No soy una madre perfecta, tengo bastantes errores, sin embargo, cada día trato de ser mejor persona por ti, porque sé que no escucharás mis consejos si no te guiaras por mi buen ejemplo, por eso te pido que a pesar de las decisiones que tome, tengas en cuenta que te amo y lo hago por tu bien, porque seas una gran persona, que tus actos sean basados en valores, que dios te guíe y te de mucha sabiduría para tomar las decisiones correctas, que evite que sufras o que te dañen.

Ahora entiendo los consejos de mi madre, ahora sé lo que padecía y todo lo que sacrificó por mí, porque yo fuera mejor cada día.