FELIZ DÍA DEL NIÑO Y LA NIÑA



¡¡¡FELIZ DIA DEL NIÑO Y DE LA NIÑA!!!

 

Los niños son el reflejo de la bondad olvidada de los adultos.

 

 Hoy 30 de Abril, DÍA DEL NIÑO Y DE LA NIÑA, a través de las letras escritas en este espacio, quiero unirme a todas las voces y acciones que en este día felicitarán a todos los niños de México, siendo optimista y esperando que algunos de ellos abran este sitio y lean mis deseos por su día.

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Este es un sencillo homenaje a cada uno de los niños y niñas de Yaonáhuac, pero es también un recuento de los años que han transcurrido desde que viví esa etapa inolvidable de mi vida, esa cuando fui niño y con los pies descalzos me encantaba correr bajo la lluvia sin saber que eso podía enfermarme según decía mi mamá, en el perfecto náhuatl que usaba al gritarme para que me metiera a la casa o esos otros momentos en que entre el polvo, con las rodillas en el suelo y la cara y las manos sucias jugaba a las canicas con mis cuates de entonces: el Toño, el Juan y otros más, con quienes disfrutaba ganar o me enfurecía que después de haber hecho “chiras” perdía todo mi capital acumulado en canicas, ante esos a los que llamaba “vagos” porque tenían más puntería que yo.

O esos alegres momentos en que pataleaba en los charcos durante y después de la lluvia, con mis pequeños vecinos o mis hermanos que igual que yo, sólo sabíamos que éramos felices y poco sabíamos de las situaciones que a los adultos preocupaban.

O esos momentos en que el juego del trompo se convertía en todo un acontecimiento porque mostraba cuán hábiles éramos para sacar las monedas del círculo pintado en el suelo.

O aquellos otros en que con el botecito de chiles en vinagre vacío y convertido en balero, jugábamos siempre con los mismos cuates, a ver quién hacía más puntos antes que los otros.

O esas tardes en que al no haber ido al campo a la labor a la que nuestros padres nos forzaban a ir (así fuese sábado o domingo), en esas jornadas que para ellos iniciaban al aclarar el día y concluían al ocultarse el sol y lo cual era concebido por nosotros como un deber religioso al que no se podía rechazar o por el que no se debía protestar y que en esos escasos minutos de esparcimiento podíamos juntarnos para jugar la rayuela.

O esas mañanas en que caminaba descalzo hacia la escuela primaria, apresurado por alguno de mis hermanos mayores, tiritando de frío por el hielo que surgía del suelo y lastimaba los pequeños pies de todos quienes a temprana hora corríamos apurados para no llegar tarde a nuestra Escuela ALDAMA, con los tacos de salsa de chipotle en molcajete, sin freir, en una bolsita, único lunch para el recreo, aunque a esa hora ya estaban siempre fríos; con los libros bajo el brazo o apretujados en una “árgana” porque no había mochilas con llantas como hoy y aunque las hubiese, no alcanzaría el dinero para aspirar a una de ellas, ni calles pavimentadas para rodarlas.

Esa escuela en que un maestro como los que hoy hay pocos, al regalarme el primer libro de un cuento tradicional, habría de dejar marcado en mí para siempre, el gusto por la lectura y la escritura; esas que nos hacen asomarnos a mundos desconocidos, a conocer sobre los temas que no son exclusivos de una élite privilegiada, sino que están ahí, disponibles para todos los que sientan curiosidad, ganas por aprender más, ganas por darle duro a la ignorancia.

Y en este sentido, es necesaria la analogía que de cuenta de las diferencias entre las formas en que se desarrolló mi niñez y las de muchos contemporáneos y las de hoy que se  caracterizan por la comodidad, el ocio, la despreocupación, la valentía, la idea de que “papi” lo da todo y nos defiende de todo.

En esa infancia que hoy es sólo recuerdo, éramos temerosos de todo, cuando caminábamos por las calles no éramos capaces de tocar sin razón una puerta, contrario al valor de los niños de hoy que tocan el timbre de cualquier casa y huyen corriendo a esconderse por la broma hecha.

En ese tiempo, aún sin la inseguridad y delincuencia de otros lugares, que hoy nos asustan y nos obligan a ser más desconfiados, con la sola advertencia de los padres, sabíamos que no debíamos andar por la calle tan tarde, contrario a lo que hoy observamos al ver incluso a niños y niñas que deambulan por la calle sin la menor preocupación a horas que nos sorprenden, ante lo cual las preguntas obligadas serían: “¿y dónde están los padres?, ¿por qué son tan permisivos”?

¡Cuánta inocencia, pero también cuánta felicidad despreocupada! que lamentablemente al paso de los años se convierten en prisa por todo, en una vida en la que se compite por todo y en la que se olvidan aspectos cruciales de la existencia humana como la convivencia sana, como el mismo juego, ese del que los adultos nos hemos olvidado, creyendo que es exclusivo de los niños, porque ellos no tienen nada más importante que hacer, ¡qué equivocación!, ¡qué mundo tan diferente tendríamos! si miráramos todo con ojos de niños, si recordáramos siempre que en cada uno de nosotros sigue existiendo el niño al que le encantaba jugar, si pudiéramos tener el tiempo y las ganas para jugar, aunque sea sólo para olvidarnos por un instante de las penas mundanas, de las preocupaciones por los pronósticos errados de que el fin del mundo se acerca, del calentamiento global, de la ambición por destacar en distintos ámbitos de la vida, de la inseguridad que nos acorrala y nos mantiene atados al miedo, etc.

Son otros tiempos, es cierto, pero los niños y las niñas siguen siendo eso: niños y niñas, aunque desafortunadamente, la creciente influencia de los medios de comunicación enajena, suprime, socava la imaginación y la creatividad, envilece las conciencias y los hace sus víctimas preferidas y los conduce a querer parecerse más a estereotipos ajenos, a  patrones culturales de otros contextos.

Sin embargo, lo realmente importante es que pese a las diferencias entre el ayer y hoy, no pierdan esa magia de la niñez, que vivan su infancia sin temores porque mañana, mañana será otro día, porque el mañana aún no llega y hoy, hoy les toca vivir y ser felices.

Así es que FELICIDADES A TODOS LOS NIÑOS Y NIÑAS DE YAONAHUAC, EL ESTADO, EL PAÍS Y EL MUNDO.

 

¡¡¡FELICIDADES EN SU DÍA!!!

RHO