
LUCÍA SEGURA GUZMÁN, ALUMNA DEL 2° SEMESTRE DE LA LICENCIATURA EN INTERVENCIÓN EDUCATIVA. UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA NACIONAL, SEDE REGIONAL: ZACAPOAXTLA PUE.
Aún recuerdo a mi padre y me pongo a imaginar qué hubiera sido si hubiera crecido junto a él; yo nací el 30 de mayo del año 1991, ahora tengo 26 años, y aún no supero la ausencia de mi padre, nací en la ciudad de México, mi padre fue originario de Sinaloa, mi madre originaria de Puebla, se conocieron en el restaurante de mi abuelita, él frecuentaba ese lugar, ahí conquistó a mi madre.
Después de un año de noviazgo decidieron hacer una vida juntos, mi madre se embarazo de mí y apartemente todo marchaba bien, hasta que un día, llegaron unos hombres a la casa buscando a mi padre, mi madre asustada les dijo que mi padre no se encontraba, los hombres no dejaron que terminara de hablar y entraron a buscarlo, en ese tiempo yo tenía dos añitos de edad, mi madre muy asustada, corrió y me tomo en sus brazos y les preguntó a esos hombres ¿qué era lo que sucedía?, ¿por qué buscaban a mi padre? y se fueron sin dar una explicación, mi padre no llego esa noche, mi madre empezó a sospechar de que algo no estaba bien. Anteriormente mi padre tenía salidas repentinas, a mi madre no se le hacía sospechoso porque él tenía tres taxis que los daba a trabajar, entonces cada que se iba, siempre ponía de pretexto a sus taxis.
Al día siguiente llegó mi padre muy nervioso, mi madre le preguntó qué era lo que estaba pasando, por qué estaba tan nervioso, le contó todo lo que había sucedido el día anterior y mi padre la abrazó fuertemente y se puso de rodillas y le dijo que lo perdonara, por todo lo que estaba sucediendo, mi madre sorprendida seguía sin entender, él con lágrimas en los ojos le dijo que se fuera de la casa, porque si seguíamos ahí, corríamos peligro.
Mi madre aún más confundida le pedía explicaciones, diciéndole llorando ¿por qué me pides que me vaya sin darme siquiera una explicación, en qué fallé y nuestros planes, por qué llegas y de un momento a otro me dices que me vaya, sin importarte nada, cuando en días anteriores decías que éramos todo para ti?, mi padre, con lágrimas en los ojos, le contestó a mi madre “vete ya, llévate a mi hija a un lugar seguro, porque yo estoy metido en un problema muy grande y me han amenazado con que las mataran a las dos.
Mi madre, con lágrimas en los ojos, sin pedirle más explicaciones, con tan solo unos pesos en la bolsa del pantalón y conmigo en los brazos, salió de la casa y me llevó con mis abuelos. Desolada, destrozada, llegó con ellos, éstos, sorprendidos porque mi madre estaba así, sin parar de llorar.
Al día siguiente mi abuelo buscó a mi padre, pero él no estaba y solo encontró un escrito, en donde él explicaba, los motivos por los que le dijo a mi madre que se fuera de la casa y mi abuelo quedó asustado y sorprendido por todo lo que estaba pasando.
Mis abuelos y mi madre decidieron regresarse a vivir al a sierra norte de Puebla, para que mi madre y yo no corriéramos ningún peligro, mis tíos, hermanos de mi madre le dieron su apoyo incondicional, mi madre sufría mucho por la ausencia de mi padre.
Tres meces más tarde mi madre recibió la noticia de que a mi padre lo habían encontrado muerto con heridas de bala en la cabeza.
Para mi es fuerte escribir todo esto, lo hago con lágrimas en los ojos, mi madre me contó todo lo sucedido y aunque yo era muy pequeña y aún no me daba cuenta de lo que sucedía, me duele demasiado por todo lo que pasó mi madre. Ella me cuenta lo mucho que amó a mi padre y yo no sé si lo quise o lo quiero, de pequeña sentía mucho rencor hacia él y me pongo a pensar que si él realmente me hubiera amado, no se hubiera metido en las drogas y cuando quiso salir, ya era demasiado tarde.
Sin embargo si él hubiera hecho las cosas bien, aún estaría conmigo.
Fue pasando el tiempo, fui creciendo y empecé a darme cuenta de las cosas, empecé a sentir la ausencia de mi padre, cuando veía a mis compañeras de la escuela las abrazaban sus padres, aún recuerdo esa vez que le dije a mi madre, que cuanto valía un papá y ella me contestó: no se hija y ¿para qué quieres saber?, yo le contesté: es que quiero que me compres un papá, mi madre con lágrimas en los ojos me contestó que con lo que teníamos no nos alcanzaba para comprar un papá, corrí a buscar a mi abuelo y le dije que me regalara unas monedas, ya que yo sabía que él no me negaba nada, saco unas monedas de su bolsa y me las dió, enseguida corrí con mi madre y le enseñe las monedas y le dije que si con eso ya completaba para comprarme un papá, mi madre no paraba de llorar.
Ese momento jamás se borrará de mi mente, parece que fue ayer. Pasado el tiempo mi madre conoció a un hombre del mismo lugar, se casó y me llevó con ella, en ese tiempo yo tenía 6 años y sabía que él no era mi padre, por eso celaba mucho a mi madre, no soportaba verla abrazada por ese hombre, sentía horrible, le decía a mi madre que yo quería a mi papá de verdad, no un papá pirata.
Más adelante, mi madre me empezó a explicar y me dijo que mi padre jamás iba a regresar, porque él estaba en el cielo, que un ángel que siempre estaría conmigo cuidándome, que ella tenía derecho a rehacer su vida, yo me quedaba sin entender, solo veía como ella poco a poco fue olvidando a mi padre.
Pasó el tiempo y se embarazo y nació mi hermana Paty, mi madre y aquel hombre se veían felices porque mi hermana había nacido, yo sentía que mi madre ya no me quería, ya no me daba las misma atenciones y lo que hacía era alojarme en la casa de mis abuelos, pero mi madre siempre corría a buscarme, aunque yo ya no quería estar con ella, sentía que le estorbaba y así paso el tiempo, cumplí 15 años y sentía más la ausencia de mi padre, cada momento que pasaba me preguntaba, como hubiera sido mi adolescencia, si él hubiera vivido.
Recuerdo que a pesar del tiempo, siempre tuve envidia a mis compañeras cuando las veía con sus padres, sin embargo poco a poco me fui resignando y asimilando todo conforme fui creciendo, me fui dando cuenta que las cosas suceden por algo.
No obstante, hoy quisiera decirle a mi padre, lo mucho que me hizo falta y donde quiera que esté, quiero que sepa que lo amo, que lo perdono y que no le guardo rencor, hoy tengo una vida hecha, tengo a mi esposo y a mis 2 hijas a quienes amo y doy la vida por ellas.
Querido padre
Sé que te encuentras en las estrellas brillantes que miro, protegiéndome siempre de cada peligro, con tu amor infinito, te velaré en mis sueños por siempre, bailaremos entre las nubes y te contaré tantas cosas que no pude decirte, no me dijiste adiós, quizás porque los padres nunca se despiden de los hijos, la vida me ha dado muchas lecciones difíciles y una de ellas fue perderte cuando aún no tenías edad para partir, ni yo para quedarme sin tí, te amo padre… te mando un abrazo y un beso al cielo.