Hace poco mas de dos meses, al conmemorarse un aniversario más de la existencia de nuestra bandera nacional, me pareció necesario hacer un análisis respecto de lo que hoy sucede con ella.
Como todo mexicano, al mirarla y recordar las enseñanzas recibidas en mi paso por la escuela primaria, no puedo más que sentir una emoción inmensa pensando en el sacrificio de tantos hombres y mujeres valientes gracias a quienes hoy tenemos patria y libertad.
Y vuelve a mí el espíritu de niño y recuerdo como dice CATON, los programas llevados a cabo por las noches en la Escuela Primaria ALDAMA, de mi entrañable Yaonahuac, esas noches en que con la inocencia y las ganas de aprender la historia de México, veía cómo los maestros escenificaban momentos históricos como el abrazo de Acatempan, el grito de Independencia, la gesta heroica de los Niños Héroes, la Revolución Mexicana, etc., momentos inolvidables en que la historia, nuestra historia, no la que han escrito los vencedores de las luchas, sino la nuestra, la que hemos ido aprendiendo y sintiendo muy propia, nos ha dado la identidad que nos identifica y nos fortalece como ciudadanos.
Y recuerdo los cantos a la bandera, que a fuerza de tanto repaso nos aprendíamos perfectamente para cantar en los honores a nuestra bandera los días lunes de cada semana o en los actos cívicos de cada ciclo escolar.
Por eso hoy siento rabia porque en los hechos, durante años se ha perpetuado el uso indebido a nuestro lienzo tricolor por un partido político, logrando con ello confundir a nuestra gente mayor, al creer éstos que como dicho partido tiene los 3 colores de la bandera, es el único que defiende los derechos de los mexicanos, nada más absurdo e incoherente, nada más falso que esta creencia.
Por eso siento impotencia porque ni la Suprema Corte de Justicia de la Nación, ni el Congreso de la Unión, han podido impedir que se siga engañando de esta manera a nuestra gente. No le han podido impedir a ese partido que siga robando los colores de nuestra enseña nacional.
Por eso invito a todos, incluso a quienes se identifican con este partido, a que levantemos la voz y a que lejos de las ambiciones o los intereses personales, pensemos que el símbolo que nos representa como mexicanos no puede seguirse utilizando como botín político. Nunca más un partido político con los colores de nuestra bandera. Nunca más el engaño a nuestra gente.
Por eso los invito a que lean con atención este texto del personaje que citaba antes (CATON: 1995) y los invito a la reflexión, a pensar que este partido no sólo ha robado los colores de nuestra bandera, sino que ha ido más lejos: ha robado los sueños y esperanzas de quienes por décadas han creído en él y por quienes ha lucrado en su nombre, poniendo siempre por delante y por encima, las aspiraciones y los beneficios personales.
“¿Quién puede ser tan malvado que es capaz de robarse una bandera? Ganar una extranjera en el combate, arrebatarla al enemigo, es de valientes. Quitar la propia de manos de quien le trae deshonra es de patriotas. Pero robarse una bandera es sucio asunto de ladrones. Despojar de su bandera a todo un pueblo para usarla en propaganda de política; convertir los colores de la patria en colores de publicidad, hacer de la bandera bandería, eso es acción vituperable contra la cual debemos protestar.
El PRI detenta los colores nacionales. Los utiliza en indigno monopolio que ya no se le debe permitir. Cuando vemos el verde, blanco y rojo que tantos valores simbolizan, no pesamos en México, en la patria a querer y no evocamos la burda propaganda de los priístas. Electoreros programas del gobierno, como aquellos de la solidaridad salinista, han utilizado también esos colores como inducción subliminal para atrapar el voto de los mexicanos más pobres y con menor capacidad de discernir.
No es justo, no es debido, no es moral -y por tanto no debería ser legal- que solo un partido político tenga derecho a usar los colores patrios y los aproveche para su beneficio. Esos colores, lo mismo que nuestra bandera, nuestro escudo y nuestro himno, son nacionales -así se llaman- y pertenecen por tanto a toda la nación. La nación somos todos, no nada mas los priístas, cuyo número, entiendo, se va haciendo menor conforme aumenta la cifra de los mexicanos que toman conciencia de los inmensos daños que la existencia de ese partido, tal como ahora es, sigue causando a México.
Por eso digo mal (que no maldigo, por que a nadie soy yo capaz de maldecir), digo mal, repito, de quienes se apoderaron de los colores de nuestra bandera e inmoralmente los retienen y los usan para hacer fuerte su debilidad; para dar visos de nación a lo que es solamente obra de camarilla; para seguir engañando e inclinado la voluntad de tantos y tantos mexicanos pobres, débiles por la pobreza y la falta de educación, a quienes todavía se puede manipular.
¡Devuélvanos el prigobierno la bandera! ¡No nos la roben mas! ¡Que los colores patrios le sean restituidos a la patria! Si verdaderamente va a contarse el aberrante lazo que mantiene al gobierno y al PRI atados uno al otro; si ya no habrá partido de estado; si el PRI realmente se va a modernizar y a convertir en un partido auténtico, entonces venga la ley a devolvernos a todos los mexicanos lo que es nuestro, esos colores: verde, blanco y rojo, que no deben ser símbolo de un partido sino hermosa alegoría de la unión de todos los mexicanos en el común amor a México.
Y ya no digo más. Hoy Día de la Bandera pensé que mi mejor homenaje a ella debía ser enfurecerme contra aquellos que nos la han robado”
RHO